Por Domingo Jiménez Beltrán – Presidente de la Fundación Renovables
Del credo continuista a las necesidades reales del sistema energético.
Señor Ministro de Industria, Turismo y Agenda Digital, ya sabemos lo que quiere ahora y a corto plazo para nosotros y debo decirle que no nos gusta. En los pocos meses que lleva al frente de este ministerio nos ha dejado muy claro lo que quiere en política energética y en particular en el Sistema Eléctrico:
- Que nada cambie.
- Que “estamos bien como estamos”.
- Que con nuestra “sobrecapacidad de generación” tenemos para unos cuantos años.
- Que los “costes reconocidos”, los impuestos y los precios son los que son.
- Que las energías de fuentes renovables están bien, pero “que no ha llegado todavía su hora,” que entretanto experimenten otros.
- Que el autoconsumo está bien pero que no debe afectar a los “intereses del Sistema”.
- Que el ahorro, la mayor eficiencia y, en general, las reducciones del consumo eléctrico aumentan los costes de infraestructuras para los usuarios y consumidores, reducen los ingresos fiscales y afectan al presupuesto.
- Etcétera, etcétera, etcétera.
Señor Ministro, ha llegado la hora de que escuche lo que algunos pensamos de lo que usted quiere y que le conminemos a pensar en lo que sería deseable para el Sistema Eléctrico de España, atendiendo simplemente a lo que es inexorablemente parte del futuro de este país si pretende aspirar a tenerlo.
Respecto a lo que usted quiere, es evidente que sería un magnífico Presidente de UNESA pero no lo es tanto como Ministro, ya que confunde los intereses generales con los del sector eléctrico, lo cual nos puede conducir a equívocos importantes, a saber:
- Que tener sobrecapacidad actual en generación, más del doble que el consumo punta, no es tal si consideramos que casi la mitad de dicha capacidad no es sostenible, tiene fecha de caducidad y no es garantía de futuro.
Que las nucleares pueden cerrarse ya en 2024, como propone la Fundacion Renovables, año en el que caducan todas sus actuales licencias de actividad y que, en cualquier caso, deben cerrarse antes de 2028, cuando todas terminan su ciclo de vida de 40 años que no procede extender. Si es posible, sí procedería acortarlo, como ya ha hecho Alemania, pero en ningún caso sustituirlas. Las de carbón, muy contaminantes, deben cerrarse antes de 2025, como pide en sus propuestas la Fundación Renovables (gran parte ya en 2023, si mantienen la Excepción por Vida Útil Limitada, EVUL), y las de gas de ciclo combinado en cuanto sea posible por ser contaminantes y contribuir al cambio climático, aunque en menor medida que el carbón.
- Que todas ellas se basan en combustibles importados, haciendo que nuestra dependencia energética sea muy superior a la media comunitaria y nos haga muy vulnerables.
- Que lo que le debería preocupar al señor Ministro, que lo es también de Turismo, es que los ingresos netos de este boyante sector, que tantos esfuerzos y externalidades ambientales y económicas nos cuesta, sean incluso inferiores a los pagos en importaciones de combustibles fósiles cuando estos alcanzan altos precios, como ya ocurriera en 2013 y como puede volver a ocurrir.
- Que ni siquiera los costes eufemísticamente cualificados como “reconocidos” son los que son, sino los que se quiere que sean: beneficios sobrevenidos, inversiones ya amortizadas, costes de transición a la competencia inadecuados y no recuperados, ingresos desproporcionados de los directivos… Anomalías que requerirían, cuanto menos, una auditoría.
- Que finalmente los precios son los que se quiere que sean en función de las políticas fiscales, sociales y económicas que no van en el sentido ni de gestión de la demanda, ni de acceso a la energía, ni de incentivar en general la sostenibilidad del Sistema ni su función como necesidad básica.
- Que debe ser usted, señor Ministro, el único que no se ha enterado, o peor, que pretende que no nos enteremos, de que las renovables son ya más que competitivas, tanto que llevamos dos años en los que la inversión en generación con renovables supera a la de fósiles. Una diferencia que sigue creciendo, llegando a considerarlas directamente como disruptivas y hasta asesinas por su efecto inmediato en la devaluación de los activos fósiles, requiriendo para su generalización simplemente que se retiren los subsidios y apoyos a las fósiles y que se les de predictibilidad y seguridad normativa, cosa que usted les niega.
- Que dejar que sean otros los que experimenten con las renovables significa que países que lo hacen, como Alemania, Dinamarca e incluso China, no sólo se beneficiarán social, económica y ambientalmente (no olvide que nuestras ciudades están contaminadas precisamente por los combustibles fósiles que además contribuyen al cambio climático), sino que, como ya ocurrió en España, propician un sector industrial de alcance global y de futuro.
- Que el autoconsumo (generación de electricidad con placas fotovoltaicas, en particular en las viviendas y para consumo en las mismas) si se promueve y regula adecuadamente, perjudica a los “intereses del Sistema”, entendiéndolos, como usted lo hace, como intereses de las eléctricas ya que los “prosumidores” consumen menos de la red (equivalente al ahorro que tan poco le gusta). Sin embargo, “sí interesa”, y mucho, económicamente, a los consumidores y a la sociedad en general (con saldos netos resultantes para los prosumidores, agentes económicos y las arcas públicas), no a las eléctricas o mejor dicho, a las malas eléctricas.
- Que la generalización del autoconsumo (a nivel residencial, de edificios, servicios, de explotaciones agrarias, PYMES, industrias y municipios que pueden llegar a la “autosuficiencia conectada”) es tan decisivo y clave para la necesaria transición energética, la generalización de las renovables y el empoderamiento energético de la sociedad, que no es extraño, señor Ministro que, confundiendo como usted hace el interés del sector eléctrico con el público, sea el autoconsumo una de sus fobias.
El escenario a 2030
Después de repasar lo que usted quiere, señor Ministro, y de mostrar lo torcidas o torticeras que son muchas de sus aseveraciones o querencias, ya es hora de que se ponga en el lugar de los ciudadanos, de la sociedad española y no en el de las eléctricas, y empiece a preguntarse por el Sistema Eléctrico que nos merecemos y podemos tener.
No le va a ser difícil contestarse, solo tiene que elevar la vista hasta el horizonte 2030, algo que tendrá que hacer tarde o temprano, aunque no le guste lo que vea, obligado por la contribución española al ejercicio comunitario de los objetivos en energía y cambio climático a 2030.
Solo le pedimos que visualice el escenario energético y eléctrico a 2030 lo antes posible, como ya se lo pedimos a sus antecesores y otras instancias desde la Fundación Renovables, puesto que llevamos casi una década perdida desde que en 2008, con el Ministro Clos, se realizara dicho ejercicio y no se hiciera público ni entonces ni por los siguientes Ministros, Miguel Sebastián y José Manuel Soria, a los que no debió gustar lo que vieron o, mejor dicho, no gustó a las eléctricas.
No tendrá más remedio que visionar un Sistema Eléctrico que para entonces, 2030, ya tendrá mucho más peso en el sistema energético debido a una mayor electrificación de la demanda (incluyendo la del transporte) y que, probablemente, significará, por una gran mejora de la eficiencia, poder mantener una demanda final solo superior en un 20-30% a la actual (hasta los 300-330 TWh, la mitad actual de Alemania, que sin embargo prevé su reducción en un 10% en 2020 y en un 25% en 2050 sobre 2008). Y deberá hacerse sin centrales nucleares ni de carbón, sólo con renovables y, en lo estrictamente ineludible, con centrales de gas (que en parte ya sería biogás) de ciclo combinado.
Un escenario 2030 con autoconsumo al máximo (no es un sueño alcanzar un tercio de una capacidad total en solar fotovoltaica que superaría los 40.000/45.000 MW como ya tiene Alemania) y con más de 7.000/8.000 MW en potencia de bombeo para la gestión del sistema.
Y si usted tiene otra visión de futuro, más allá del continuismo descrito, atrévase a exponerla, señor Ministro. No hacerlo ya es una gran irresponsabilidad.
Fuente: Blog 20 minutos.