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¿PARA CUÁNDO LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA ESPAÑOLA?

LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA ESPAÑOLA SÓLO LA HARÁ UN GOBIERNO QUE SE ATREVA Y SE DECIDA A ANTEPONER LOS INTERESES SOCIO ECONÓMICOS DEL PAÍS AHORA Y EN EL FUTURO A LOS NO COMPATIBLES DEL OLIGOPOLIO ENERGÉTICO Y ELÉCTRICO

Domingo Jiménez Beltrán
Presidente Fundación Renovables
Patrono Fundación Desarrollo Sostenible

Estamos ante una opción estratégica de enormes dimensiones: plantear adecuadamente el futuro- y con ello el presente- energético es clave para España tanto para salir antes de la crisis como, sobretodo, hacerlo arrumbada a un futuro más sostenible y al mismo tiempo conjurando crisis cíclicas, tanto socioeconómicamente como ambientalmente.

Que el sistema energético español actual es totalmente insostenible es evidente: alta dependencia energética- más de l80 por ciento-, importaciones energéticas superiores a los 50.000 millones de euros a l año, baja eficiencia, alta dependencia de combustibles fósiles y elevadas emisiones y altos precios de la energía ahora y a futuro si tenemos en cuenta el sobrevenido déficit de tarifa eléctrica superior a los 25.000 millones de euros.

Pero parece que asomarse al futuro energético le da vértigo al Gobierno de turno, posiblemente por que con ello se desafía y se suelen torcer los planes de las grandes empresas energéticas y eléctricas que son las que realmente condicionan y con ello conforman el futuro para los que además cuentan en sus consejos con expresidentes y exministros. El desarrollo de las renovables que fue ejemplar hasta 2008, acompañado del liderazgo español de la industria renovable, se ha convertido, sin embargo, en todo lo contrario a partir de la segunda legislatura socialista y con el actual Gobierno pasando a ser el ejemplo de lo que no hay que hacer.Pero si es extraño que España haya tirado por la borda ese liderazgo alcanzado en renovables, lo es todavía más el que no se haya colocado en primera línea tanto en la Hoja de Ruta 2050 de la UE para una Economía Baja en Carbono como en la Hoja de Ruta 2050 Energía y, sobretodo, en propiciar una nueva Política Energética Comunitaria e incluso una Política Energética Común (PEC) y Sostenible.

El problema es que España no sólo no ha apoyado si no que se ha opuesto a objetivos ambiciosos de la UE en materia de Energía y Cambio Climático para 2030, acordados en el Consejo Europeo del pasado 24 de Octubre- reducción de emisiones del 40 por ciento, 27 por ciento de renovables en energía final y 30 por ciento de mejora en eficiencia energética -, ya que nuestro país sería el más beneficiado de esa PEC. Lamentablemente no ha habido ambición, como le pedíamos en un documento reciente desde la Fundación Renovables, si no un compromiso de mínimos.

¿Es tanto el lastre del pasado? ¿ Pesan tanto los intereses del oligopolio energético y eléctrico español para no sólo estropearnos el presente si no además negarnos un futuro especialmente prometedor para España en puros términos económicos?¿ Cómo es posible que un país como Alemania, con menos potencial territorial en renovables y con un sector tecnológico al que no tiene nada que envidiar el español, que tiene potencial en recursos como el carbón y capacidad tecnológica en generación con combustibles fósiles y nuclear muy superior a la española, nos ha superado ya tremendamente en energía eólica (doble de potencia instalada), más todavía en fotovoltaica (cinco veces de potencia instalada con niveles de irradiación solar muy inferiores) hasta alcanzar una generación eléctrica con renovables de 140 teravatios hora en 2012, osea, un 60 por ciento del consumo español?

¿ Cómo es posible que Alemania se haya alineado ya con las Hojas de Ruta de la UE y se haya planteado un horizonte 2050 de descarbonizacion de la economía- reducción de 80/95 por ciento en Egei, 55 por ciento en 2030- y un programa de transición energética que implica reducir su consumo de energía primaria a la mitad en 2050, con una participación de las renovables de l80 por ciento en la generación eléctrica y de l60 por ciento en la energía final en 2050 ( 50 por ciento y 30 por ciento en 2030) y todo ello cerrando sus últimos 4.000 megavatios en nucleares, de los 21.500 megavatios existentes en 2022? Pues lo hace pensando que va a seguir siendo competitiva o precisamente que va a serlo por tener estos objetivos.

¿Se equivoca Alemania o España? Está claro que España, por no entrar y si es posible liderar el juego europeo en energía que ahora adquiere una nueva perspectiva con el desafío ya planteado por el presidente Juncker. Y por si España no tenía donde mirar para saber lo que hay que hacer, ahí tiene ahora también a la vecina y nuclearizada Francia que acaba de lanzar su Plan de Transición Energética que culminará en una Ley Nacional en 2015. Transición que implica pasar de la participación de las nucleares de l75 por ciento en la generación eléctrica hoy a l50 por ciento en 2025 y asumiendo ya como objetivos una reducción de emisiones de l75 por ciento en 2050 y de l40 porciento en 2030, reducción a la mitad del consumo de energía final en 2050 sobre 2012 y una participación de las renovables en 2030 de l32 por ciento en la energía final. Y esa transición se va a hacer admitiendo que tendrá más sentido invertir (20.000- 30.000 millones de euros) en eficiencia energética y en recursos propios, renovables, que en renovar su parque nuclear- con una edad media superior a los 30 años-.

Si hasta Francia lo hace, con muchas menos razones y más peso del pasado que España, ¿a qué esperamos para hacer la Transición Energética Española? Simplemente, pienso, a un Gobierno que se atreva a hacerlo, a un Gobierno que se decida aponer las luces largas y anteponer los intereses socio económicos del país ahora y en el futuro a los no compatibles del oligopolio energético y eléctrico. ¿ Podemos esperar hasta 2015 o deberemos empezar a plantear ya un acuerdo de Grenelle a la española que culmine en un Pacto de Estado por la Energía y evitar que el Gobierno de turno acabe secuestrado por los oligopolios?

Fuente: El Economista

 

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